El
pasado sábado 22 de agosto se disputó en Fernán Caballero la “IV Carrera
por el Campo”, dentro del programa de fiestas de San Agustín.
Se trata de una carrera a mitad de camino entre una carrera por pista
(primer tercio), “trail” (segundo tercio) y una carrera por asfalto
(último tercio), de tal forma que toda la dureza y la mayoría del
desnivel se acumulan en la parte central de la ruta.

Por
mi parte, y coincidiendo con el fin de semana de fiestas en Los
Pozuelos de Calatrava (el pueblo de la familia de mi mujer), aprovechaba
la mañana del sábado para escapar de los excesos propios de estas
ocasiones junto con un par de amigos (Sergio y Jesús) y poder hacer un poco
de deporte. Me gustaría agradecer a la organización el esfuerzo de preparar una carrera sin coste para los participantes, más allá del
simbólico donativo de 3 euros al banco de alimentos de la localidad.

De
esta forma nos juntábamos en Fernán Caballero una congregación de seis
“GP”, conformada por Carmen, María, Isabel, Lourdes, Bermejo y el que
suscribe, prestos y dispuestos a correr los 15 km que transcurrían por
los alrededores de la localidad y del embalse de Gasset.

Carmen,
tras las victorias de años anteriores aspiraba a encabezar de
nuevo la clasificación femenina guiada por Pablo, mientras los
demás GP confiábamos en hacer una buena carrera con el máximo esfuerzo, para dejar lo más alto posible el lugar de la camiseta gris y
rosa.

Poco
antes de las nueve de la mañana comenzaba la prueba, bastante rápida y
sin dificultad durante los primeros cuatro km. Carmen encabezaba a las
féminas mientras yo aún la mantenía a la vista, algo más de cien metros
por delante. Tras el llano y en el primero de los tres ascensos de la jornada alcancé a Pablo y Carmen, casi al tiempo en que ella perdía el liderazgo
femenino de la carrera.

Tras
el primer descenso, no especialmente complicado se sucedía un pedregal
de unos trescientos metros, en suave ascenso pero con cierta complejidad
técnica (no era difícil torcerse un tobillo en esa zona) que salvo los muy
habilidosos la mayoría de los participantes hicimos andando. Al pedregal le sucedía
casi sin solución de continuidad la segunda subida fuerte de la jornada,
el ascenso por un cortafuegos corto pero con bastante desnivel, para
después acceder a otra vertiginosa bajada que daba lugar a la tercera y
definitiva escalada, un poco más larga y pronunciada que las
dos anteriores, un cortafuegos en el que prácticamente todos los corredores tuvimos que andar.

En
ese momento yo llevaba un poco por delante a Carmen, precedida a corta
distancia por la chica que iba encabezando la prueba femenina. Sin
embargo en el pronunciado km de bajada que daba acceso a las
inmediaciones del embalse de Gasset fui perdiendo las estelas de una y
otra, puesto que un esguince reciente y aún no cicatrizado del todo me
aconsejaba cierta prudencia, especialmente en las bajadas (en un mes
tenemos un maratón de montaña y no hay que asumir más riesgos de los
estrictamente imprescindibles)…

De ahí a meta la ruta ya
transcurría casi íntegramente por asfalto, en suave subida al principio, una
zona de “subeybaja” posterior y en leve tendencia descendente al final.
Ya no fui capaz de coger un ritmo de crucero que me permitiera recuperar
el terreno perdido en la última bajada, de modo que no pude ya dar alcance a los cuatro o cinco corredores que me habían rebasado en el
descenso. Rodando a un ritmo comedido pero constante acabé
entrando en meta con un tiempo “oficial” de 1h26’59”, en la posición 34
de la general (32 de la clasificación masculina). Carmen había entrado
en 1h23´33″, segunda clasificada femenina, un minuto detrás de la
ganadora, mientras que María entraba en 1h35′ (no figura en la
clasificación, pero debió quedar quinta o sexta), Isabel en 1h46′ y
Lourdes, de la mano de Bermejo en 2h justas. Por su lado, mis compañero
Sergio y Jesús entraban juntos en 1h34′.

En
definitiva, una muy agradable mañana de sábado, con una temperatura
bastante aceptable para tratarse del mes de agosto en La Mancha, y una
bonita ruta para correr en un ambiente propicio y con un número de
corredores muy cómodo.

Aunque
no tenga demasiada trascendencia, pensamos que un punto a revisar es el del control
de la carrera, ya que hubo corredores que no figuran en la clasificación (nuestra compañera María, por ejemplo); es obvio que en una
carrera en la que no hay cuota de inscripción para los corredores no se puede pretender que haya control por chip, pero sí creemos que si se pretende sacar una clasificación “oficial” hay que cuidarse de que sea real. Se comenta también en las redes que algún
corredor no completó el circuito, y que algún otro salió antes que los
demás, lo que obviamente debe pesar en la conciencia del que lo hace,
pero bueno, ya sabemos que “hay gente pa’tó”…