XX Maratón de Roma 2014

28 de marzo de 2014

 XX MARATONA DI ROMA. 2014
(23-3-2014)

“Hubo una vez un sueño que se llamaba Roma, a poco que levantaras la voz, se desvanecía”. Pero hablemos susurrando…

 

 

Se dice que todos los caminos conducen a la Ciudad Eterna. El de nuestros compañeros Fátima y Rafa como matrimonio arrancaba en aquella Quixote Maratón de Ciudad Real de octubre de 2012, cuando el capitán de GP pedía la mano de su novia en una emocionante línea de meta repleta de familiares y amigos. Sobre la misma pista de atletismo, tras conquistar una prueba para la que entrenaron juntos con toda ilusión y empeño, Rafa colgaba del cuello de Fátima una sorpresiva medalla con la inscripción “Campeona, ¿te casas conmigo?”. Meses se sucedieron desde que ambos superaban felizmente el reto de los 42,195 kms. Durante ese tiempo comenzó a forjarse la leyenda de nuestra mejor atleta hasta la fecha. Un total de 14 trofeos en distintas pruebas de fondo convertían a La Gacela en uno de los referentes del club, siempre corriendo junto a ella su fiel escudero y prometido.

 

Momento de la petición de mano en la Quixote Maratón 2012

Corría el mes de agosto de 2013 cuando, juntos en la playa, durante sus vacaciones estivales, hablaban susurrando. La boda quedaba fechada tiempo atrás para el día 1 de marzo de 2014. Faltaba por determinar algún detalle como el de la Luna de Miel. La brisa debió inspirar el hecho venidero…quizás también susurró. Sobre la toalla, una revista deportiva ponía ante los ojos de los futuros contrayentes un destino de ensueño con un colofón acorde a esta historia. “¿Y qué tal si viajamos a Roma y corremos su maratón?”

 

¿Volver a la mítica distancia? Sólo los que muy particularmente conocen la prueba son conscientes de lo que significa enfrentarse a ella. No se trata de un juego. No puede tomarse una decisión al respecto a la ligera. El debut se saldó conquistando el objetivo de romper la barrera de las 4 horas. 03:58:50 fue la marca que satisfizo sus expectativas. Ahora la exigencia sería mucho mayor, y no por parte de nadie ajeno, sino por ellos mismos. Se sabían corredores más maduros; mejores atletas. Los seguros nervios de la boda parecían una mala combinación para demostrar lo que uno lleva dentro como corredor de fondo, máxime durante una Luna de Miel con sus probables excesos, o ¿quizás sería la mejor manera de poner de manifiesto la determinación y pasión de nuestros compañeros?. 23 de marzo: Maratona di Roma. Tras los pasos descalzos de Abebe Bikila en 1960. Lo debatieron…claro..susurrando. Decidido quedaba y pronto anunciado entre amigos y familiares. No habría marcha atrás. La distancia de Filípides para rematar una Luna de Miel. Como siempre, ellos a su manera. Al fin y al cabo, ¿qué mejor manera de cerrar el círculo que retar al mismísimo maratón a las puertas del gran Coliseo?!

Muchas carreras más llegaron durante la preparación. La mayoría cargada de satisfacciones. Y el día 1 de marzo, mágica velada, por fin la boda; un feliz evento en el que los novios disfrutaron de su momento a lo grande; tal y como habían planeado durante tanto tiempo desde aquella maratón que inició un camino que, efectivamente, acabaría en Roma.

Rafa y Fátima

 

 

Drácula y Mina, en el baile de disfraces de la boda

VENI. Fátima y Rafa viajaban a la capital italiana 11 días antes de la carrera. Por supuesto, no dejarían ni un monumento sin foto. Un disfrute absoluto durante varias jornadas verdaderamente maratonianas de turismo que arrancaban, si procedía, con el obligatorio entrenamiento en un emplazamiento idílico muy próximo al hotel: el parque de Villa Borghesse, precioso territorio runner donde ambos afinarían su puesta a punto. El resto de sus experiencias en Roma…no es de nuestra incumbencia.

 

 

 

 

VIDI. Dos días antes de la gran prueba, ambos decidían bajar el ritmo, relativamente, en cuanto a paseos y visitas. Se acercaba el momento. Museos más tranquilos y cercanos ocuparían su tiempo y mente en las horas previas. Sólo una preocupación: la meteorología anunciaba cambios radicales en lo que venían siendo unos días primaverales extraordinarios, quizás incluso demasiado buenos para un maratón, siendo puntilloso. Les llovió en la boda. Volvería a suceder. Y con ímpetu. Tras decenas de carreras, en ésta, precisamente, se mojarían por primera vez.

 

Nervio y ansia. Surgían dudas lógicas. Con el agua todo puede complicarse, máxime presentándose como novedad, y en un maratón. Paradojicamente, la lluvia podrían arrasar el polen que estaba causando una molesta alergia a nuestro capitán. Los dioses tienen sentido del humor. Quedaba disfrutar de la feria del corredor, recoger el dorsal y prepararse como mandan los cánones: comer pasta –detalle de placer en Italia-, reposar e ir al templo a ofrecer sacrificios a Júpiter para atraer la buena fortuna.

La mascota. Pietrino. Un adoquín…

 

Firmando por GP-PHI-Polideportivo

La batalla. XX Maratona di Roma. Mirada desde la ventana del hotel. No llueve. Apenas chispea leve. Quizás vuelva a respetar las horas justas…, como tantos días malos que amenazaron sin golpear. Desayuno temprano, viaje en metro y llegada al Coliseo. Todo previamente planificado al milímetro y minuto. Una imagen espectacular, SIEMPRE. Uno no se cansa de contemplarlo. Allí por fin se daban cuenta de lo enorme que es un gran maratón internacional. ¡¡Cuánta gente!! ¡Qué follón!! Dejar las mochilas, ir al servicio, entrar en los cajones de salida…todo un esfuerzo que Fátima y Rafa solventaban en cerca de una hora que en las piernas iría. Estas cosas no le gustan a Rafa. Lo sabemos. En el fondo, todo estaba bien organizado, pero él siempre ve aspectos mejorables. Es un verdadero cascarrabias. No obstante, allí estaban y, sí, en ese momento caería la madre de los chaparrones, o por lo menos llegaba un familiar de bastante peso en el clan de las borrascas.

 

En pie, entre miles de personas dándose calor y ánimo unos a otros, soportaron un aguacero de mucho cuidado. Mal empezamos. Justo ahora. Tras tantos días. Cosas que pasan. No hay otra alternativa que aguantarlo y esperar que, por favor, den ya mismo la señal de salida. Tras los prolegómenos, que muy poco podrían los atletas disfrutar, cesaba la lluvia tras varios minutos y aparecía el Sol con toda su grandeza. Los cerca de 20.000 participantes ovacionaban al Astro Rey. La lluvia daba paso a un bochorno importante con un índice de humedad alto. Qué más daba. ¡¡Que arranque ya!!

Primeros kilómetros. Adoquines y un mar de gente dificultaban coger el ritmo a nuestros compañeros. Su objetivo había quedado definido meses antes: bajar de las 3 horas y media. Ambicioso, pero posible. Ambos creían que podrían recortar unos minutos a eso, aunque semanas antes escuchaban el buen criterio de algunos amigos que aconsejaban prudencia en base a las circunstancias en las que se desarrollaría el reto, esto es, tras toda la sucesión de festejos. “Disfrutad y no os reventéis”, les decían. Sin embargo, ¿qué mejor manera hay de disfrutar esto que marchando a la guerra con todo?. Fátima y Rafa, por propia voluntad y con gusto, habían decidido tomar en serio el asunto recortando excesos hasta eliminarlos cerca de la fecha clave. Ya llegarían las cervezas, los helados y el vino de la victoria. Correr por debajo de 5 min/km debía ser asumible para ellos. Estaban entrenados para conseguirlo. Su determinación era firme.

Pasaban los kilómetros y las sensaciones de nuestros amigos eran inmejorables. Pisaban con fuerza y confianza. Se sujetaban, claro, ya estaban sobre aviso. Veteranos como el amigo Joaquín Lozano, maratoniano también presente en Roma con su familia, advertía sobre los enemigos del maratón. Entre el gentío, por desgracia, no pudimos verle allí, pero Rafa tenía presentes sus consejos. Había que reservar y llegar vivos al kilómetro 32. No dejarse llevar por la euforia. Y frescos llegaban. Tras haber clavado el ritmo a 04:50 min/km durante la carrera, se acercaban al muro casi creyéndose que no aparecería.

La lluvia iba y venía. La concentración de Rafa y Fátima resultaba ejemplar. El ritmo no decaía e iban constantemente adelantando posiciones. Ni las bellas vistas de la ciudad les despistaban. El maratón discurría entre tramos anónimos y otros sencillamente plagados de público entregado en los lugares de obligada visita. Entre cientos de “bravi ragazzi!!!” se distinguían los ánimos de los españoles. Y es que resulta muy emocionante recibir el cariño de los compatriotas en el extranjero. Casi se saltaban las lágrimas.

Fuerza y honor. Los últimos kilómetros certificaban la leyenda del maratón. Una prueba durísima que tiene bien merecida su condición de mítica y épica. Llegaba el momento más duro de la carrera. El realmente sufrido, pues cuando uno llega bien preparado, mayormente se disfruta de buena parte del recorrido. Fátima y Rafa tenían clarísimo cómo afrontarlo: al mismo paso. No perdiendo esa inercia que te permite encarar la siguiente zancada con menor dificultad. Sería un error dejarse caer en un trote más lento, dado que llegaba aire suficiente a los pulmones, pues esto conduciría a sufrir durante más tiempo. El escudo y el amor propio tenían que hacer el resto. Un veterano nos saludaba a las puertas del muro, en el 35. El muro nos sonríe a todos, así que devolvámosle la sonrisa. A su alrededor se distinguían todo tipo de historias. Atletas fuertes mezclados con otros abandonados a su mala suerte o cabeza. Imágenes dantescas se suceden. El maratón, y la dureza del día, causan estragos en muchos participantes que deambulan y vomitan desesperanzados. Nuestros GP, sin embargo, se abren paso junto a los más fuertes y afortunados. Los dioses del maratón parecen dispuestos a aceptarles.

 

Calvario. Rafa suspira, buscando la fuerza, la concentración o quizás el ánimo necesario para afrontar los escasos pero difíciles minutos que restan. Fátima jamás le había oído hacerlo a su lado. Rafa pronto la tranquiliza. Simplemente, como todos los maratonianos, está peleando por mantenerse firme. No hay otra alternativa en su mente que la de aguantar el mismo ritmo. La Gacela, maestra de la agonística, esta vez tiene un motivo menos para preocuparse. A 4:50, acostumbrada a ritmos más asfixiantes, sigue teniendo aire. Como estaba previsto, a esta velocidad no será la escasez de oxígeno un obstáculo en el maratón, aunque obviamente el fuelle llega con menos alegría a los pulmones. Sufre en silencio, pero no cede el ritmo ni un ápice. El objetivo está cercano, aunque la carrera exige un último sacrificio en forma de cuesta. Se sabe triunfadora y nada va a interponerse en su camino. Bajar de las 3 horas y media es casi una realidad. Fátima es una roca. Una atleta colosal. Posee lo más importante: el carácter.

 

 

 

VICI. Metros finales. Las sensaciones son indescriptibles. Renunciamos a narrar lo inenarrable. Último giro y el Coliseo aparece de frente en una Vía del Foro Imperial que pica hacía arriba. Nuestros amigos lo han conseguido. Juntos, de nuevo, fijan una nueva marca para el club: 03:26:11 (tiempo neto real chip). 03:28:10 oficial tras salir en el cajón dos minutos después de la élite.. Todo ha salido según lo planeado. Un maratoniano sabe apreciar eso; valorar cada sacrificio, cada entrenamiento destinado a cruzar esa línea de meta. Ambos se saben mejores corredores desde ese momento. Han quedado muy bien situados. Tras su llegada, restan unos 18.000 atletas por hacerlo. La mayoría en una Maratona di Roma con record de articipación. Fátima, además, está entre las destacadas. Puesto 68 entre más de 3.500 mujeres inscritas. La 13ª de la categoría OVER 30, firmando con orgullo el mejor tiempo neto de las hispanas en Roma.

Eliseo, pasando la mano por el cereal de sus campos. Con la mirada más allá que acá. Están obviamente fundidos, pero, medalla al cuello, ni siquiera el chaparrón que les recibe es capaz de aguar su enorme alegría en el 42,195. La satisfacción es tan enorme que aguantan de nuevo el frío y la lluvia con la única protección de una manta térmica y su preciada condecoración camino a la estación más cercana de metro. Como todos los maratonianos, insinúan que ésta será su última maratón…pero ninguno de ellos se cree lo que dice. Están enamorados de la más grande de las carreras atléticas de fondo. . Enhorabuena compañeros. Nos vemos en la próxima.

VENI, VIDI, VICI.                  03:26:11.
Escrito dedicado del escritor Royds F. Imbert

10 Comentarios

  1. JAVIER AYUSO MESTANZA

    Estupenda crónica mercedora de salir en la tele, porque no salieron en plan lúdico, sino a por todas. Mi más sincera enhorabuena para Fátima y Rafa. Para mi Roma será probablemente el lugar más mágico en el que estado, y por ende, donde conseguí mi sueño deportivo justamente hace un año.

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    • GP POLIDEPORTIVO

      Muchas gracias Javier. Nos lo tomamos en serio, pese a los festejos, porque no entendiamos otra forma de afrontar esto. La crónica de tu participación fue una de mis lecturas hace meses y, de nuevo, días antes de la prueba. (Rafa)

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    • GP POLIDEPORTIVO

      Muchísimas gracias por dedicarnos la entrada en tu excelente blog, nos ha gustado muchísimo, el detalle,y el texto en sí. (Rafa y Fátima)

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  2. JOAQUIN LOZANO BELLON

    Mis mayores felicitaciones, y creo que tanto Fátima, como Rafa, habeis demostrado que el con sacrificio y constancia, pero sobretodo ilusión se consiguen nuestros retos, bonita historia y bonita crónica, Roma lo merece y vosotros más.
    UN SALUDO Y NOS VEMOS

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    • GP POLIDEPORTIVO

      Muchas gracias Joaquín, ya sabes que has sido un importante consejero. Siempre escucho a los que saben más que yo. Hemos sufridisfrutado mucho de esta prueba. Nos vemos. (Rafa)

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  3. Anónimo

    Interesante entrada, no solo habla de un Maratón, sino de un proyecto de vida, donde correr, también es una forma de compartir y de experimentar todo lo que una competición tan exigente nos depara, similar a las exigencias y compromisos de una vida compartida con la persona amada. ¡Enhorabuena!, a Fatima y Rafa, así como al club GP.

    Saludos, Emilio Díaz.

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