Orígenes y evolución del club. Breve repaso.
Fundado en 1997, y la sección polideportiva en 2011.
Formado por deportistas de diversos puntos de la geografía y disciplinas, y con ámbito es regional, nuestro club nacía en el verano de 1.997, momento en el cual se funda el originario equipo de fútbol sala. Desde sus primeros pasos, el orgullo y la disciplina se erigen como valores principales de un conjunto de deportistas que ejercen su amistad en un marco de sana competitividad y pasión por el esfuerzo.
En nuestros primeros torneos, los resultados no siempre acompañaron; no obstante, el buen ambiente y un arraigo excepcional sentaban las bases de un sentimiento de pertenencia desbordante. Sería éste un punto de encuentro para compañeros, familiares y amigos, ya fuese participando en el campo de juego o desde la grada, como jugadores o aficionados; en pabellones o fuera de ellos, disfrutando siempre de la experiencia común de engrandecer nuestra historia sin renunciar a los valores primarios deportivos; esto es, intentar elevar la competitividad, pero jamás a toda costa, y desde el respeto. Con el tiempo, los grandes refuerzos llegarían, aunque siempre como eso: incorporaciones que cubrirían la baja forzosa de un veterano, y que asimilaban el espíritu GP más temprano que tarde.
Consolidado el equipo como uno de los más rocosos del panorama comarcal a nivel amateur, los éxitos afloraron con los años como premio a una continuidad y un sistema de juego basado en el orden, la solidez defensiva y el despliegue físico. En la época dorada de nuestro fútbol sala, varios trofeos engalanarían el palmarés de GP. Sin embargo, no serían estas humildes victorias el mayor de los orgullos del club, sino el hecho de contar con una tradición respetada y un bloque reconocible y competitivo, convirtiéndose nuestra formación en la decana de un buen puñado de competiciones comarcales.
En 2011 surge la idea de la ampliación de secciones. Sería ésta la respuesta a la necesidad de otorgar una merecida continuidad al club más allá de un fútbol sala que ya daba sus últimas alegrías. Además, gracias al concepto “polideportivo”, un ilimitado número de amistades podrían lucir el escudo en cada manifestación deportiva en la que participasen. La iniciativa pronto gozaría de una magnífica acogida, cristalizando en las crecientes secciones de ciclismo y atletismo popular, las cuales siguen cosechando éxitos y alegrías, sintiéndose cada deportista lo que realmente es: parte de una gran historia que entre todos seguimos escribiendo. La nuestra, en evolución.
Germinada la sección atlética desde una pequeña semilla de entusiastas del deporte, antaño futbolistas, …siempre corredores, aglutinando amigos y luchadores, el grupo polideportivo se encontraría en su evolución, y por la fuerza del destino, con el número áureo φ (phi), dibujándose a su paso una espiral de triunfos como representación geométrica de una sucesión aritmética que arranca desde la aceptación de que en el principio se hallaba la nada. El cero.
0, 1, 1, 2, 3, 5, 8, 13, 21, 34, 55, 89, 144 … La Sucesión Fibonacci.
Y de la nada, nace el 1, un origen. Y desde el 1 es difícil ir a más, pues arrancar es tremendamente complejo. 0, 1, 1… y ahí podría quedar todo… Pero la de Fibonacci es una sucesión que explica otro de los modos en los que la Naturaleza se abre paso, y desde luego describe un patrón de crecimiento orgánico y estelar que, desatado, nos conduce del 0, 1, 1, al 2, y de ahí hasta el 3, al 5, 8, 13, 21, 34, 55, 89, 144… Cada número no es seguido de su inmediatamente superior en una evolución lineal, sino que es resultado de la suma de los dos anteriores en la serie descubierta por el matemático Leonardo da Pisa, conocido con el sobrenombre de Finobacci en el siglo XII.
1+1, en el inicio, y el siguiente es 2, el cual, más su 1 anterior, suma 3. Pero, como hemos vivido en este equipo, con la multiplicación de recursos e ilusiones, el resultado del siguiente número en la serie no es 4, sino 5 (2+3), y así sucesivamente hasta trazar una progresión que curiosamente busca la divinidad del número phi, 1,61803… al cual tiende, en su viaje hasta el infinito, en la proporción (cociente) existente entre un número de Finobacci y su anterior. Calculen: 144/89= 1.61…. EL NÚMERO DE ORO φ (phi). El de la divina proporción, el de la armonía buscada por multitud de civilizaciones y formas. El punto de encuentro entre Finonacci (patrón para una espiral que se repite insistentemente en la naturaleza) y el crecimiento no lineal de este equipo, en efectivos y fuerzas, natural en todo caso, al menos para los que vestimos de rosa, pero con tanta maravillosa complejidad como este número irracional repleto de enigmas, belleza y mitología.