Un GP no se amilana…
(18-06-2016)
Calma y algunos nervios antes de la salida |
Viento, frío, lluvia y nieve… Con esas previsiones comenzaba la semana de la QH 2016 para la zona del Pirineo Aragonés, encogiendo los ánimos de miles de ciclistas aficionados que llevábamos meses entrenando, preparándonos y cuidándonos para esa cita tan especial dentro del calendario cicloturista español. ¡Qué buena suerte!…
El viernes a última hora comunicado oficial de la organización acongojando al personal y advirtiendo de condiciones invernales en los dos puertos altos (Somport y Portalet), donde tendríamos temperaturas bajo cero, y lluvia. Dudas de última hora sobre qué ropa llevar; me llevo la chaquetilla o no, los guantes de entretiempo o los de invierno…
El sábado amaneció fresco y cubierto, pero no frío. Tras el desayuno típico de antes de una “gorda” (entre otras cosas, macarrones, obviamente) nos vestimos; a última hora cojo la chaquetilla (y fue una decisión acertada) y de camino a la salida que tendría lugar a las 7,30.
A las 6,20 estábamos ya en la salida, con el objetivo de no salir demasiado atrás (nos habían hablado de demoras de más de media hora para salir). Sin embargo el supuesto mal tiempo y el fresco de la mañana debían haber dejado a mucha gente en casa o dudando porque logramos colocarnos casi delante del todo en el cajón de la “plebe”. Los que tienen tiempo acreditado por debajo de 7h30′ en ediciones anteriores, los invitados, los VIP y los “Edelweiss” (club organizador) tienen cajones de salida preferente.
Chupinazo y salida, los cuatro juntos con otro compañero, Toño que había llegado antes y salía un par de minutos por delante. A las 7,37 pasábamos por el arco de salida, enfilando la carretera hacia Jaca, un llaneo inicial de 16 km que hicimos casi sin darnos cuenta, antes de empezar a subir la primera dificultad de la jornada, el Puerto de Somport.
El pelotón subiendo desde Jaca hacia Somport, con buen tiempo aún |
Con buen tiempo, incluso soleado a ratos, en grupo y sin rampas exigentes, la subida hasta Canfranc la hicimos en un suspiro, incluso charlando otros compañeros. Sin embargo, a partir de ahí el puerto ya se empezaba a convertir en un puerto de verdad, y aunque no es excesivamente duro tampoco era ya fácil subir de charleta. Al mismo tiempo se iba cerrando el cielo, y mirando hacia el final del valle estaba claro que la cosa arriba ya no iba a a estar tan lozana. Antes de llegar a la estación de esquí de Candanchú ya comenzaba a chispear, y según avanzábamos la lluvia iba in crescendo.
Coronamos Somport cayendo ya un buen chaparrón y con una temperatura considerablemente más fresca. Algunos ciclistas se daban la vuelta y se retiraban, ya que según mirabas hacia Francia, el aspecto no era nada halagüeño, la verdad. Mucha gente se refugiaba en el tunel en el que estaba la antigua frontera para ponerse los chubasqueros u otras prendas de abrigo. Yo iba con la chaquetilla y guantes de invierno, así que me limité a subirme la cremallera hasta el cuello y tirar para abajo sin parar.
Portalet, en algún momento del día |
La bajada es larguísima; prácticamente 30 km seguidos de descenso, los primeros con el piso mojado, con lluvia y con frío (yo sinceramente no pasé demasiadas penurias, pero por lo que he leído por ahí debió ser un infierno, es lo que tiene ser un GP, que no te das cuenta de nada)… Bajada prudente, sin arriesgar y tirar y tirar y tirar, asociado con mi compañero Raúl y enlazando grupos hasta llegar a Escot donde se gira a la derecha y comienza el temido Marie Blanc.
Coronando Marie Blanc |
Bajando Marie Blanc |
Paisajes de Portalet |
De allí ya otro descenso vertiginoso y peligroso hasta volver a la general, y una vez en ella a abordar los últimos 30 km. Me metí en un grupo que me ayudó a rodar rápido y sin demasiado desgaste ya hasta llegar a Sabiñánigo, donde nos esperaba el último esfuerzo, un repecho de unos 800 m que a esas alturas de carrera ya parece el Tourmalet. Último apretón y luego ya sí, bajada hasta entrar en el pueblo, enlazar con la avenida principal, giro a la izquierda, sprint de rigor para adelantar a los últimos cuatro o cinco ciclistas, las vallas de la recta de llegada, los arcos de publicidad al fondo, el cronómetro marcando 7h45′ y… ¡META!
Puesto 1776 (de aproximadamente 5000 “finishers”)
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